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Estado energético o estado anímico. Altas vibraciones o día de bajón. Llámalo X…

Estado energético o estado anímico. Altas vibraciones o día de bajón. Llámalo X…
29 abril, 2015 Rodrigo
Somos energía

 

Cada uno utiliza el término con el que se siente más cómodo, en función de sus creencias o las ganas de creer en algo superior a todo, o la tradición aprendida de rechazar algo que no sea medible y comprobable por algún aparato. Sea cual sea el bagaje que traigamos que condiciona nuestro pensamiento y por tanto nuestro lenguaje, el caso es que todos hemos experimentado cambios en nuestro ánimo que han hecho que nuestros músculos se contraigan o relajen, nuestra sangre de cargue de hormonas asociadas al stress o al relax, y nuestra mente se deleite con imágenes agradables o angustiosas. Cuanto más brusco es el cambio de un estado al contrario, más evidente se hace todo esto; por ejemplo cuando alguien nos insulta o agrede y pasamos de estar relajados e indiferentes a sentir miedo, luego ira y más tarde deseos de venganza; o a la inversa, cuando llegamos a casa cargados de rencor por alguna situación que hemos vivido o visto y la persona a la que amamos nos da un abrazo y regala su sonrisa.

 

La mente cambia en un instante y el cuerpo reacciona al estado mental siempre, tarda un poco más, pero sigue los dictados de la mente.

 

La gente positiva y optimista, parece encontrar más motivos para ser feliz que la gente pesimista y negativa, a la que le pasa exactamente lo mismo pero en su campo. Los que se esfuerzan conscientemente por ver lo útil de las situaciones que viven, encuentran motivos para reírse y si no se los inventan, acaban siendo felices cada uno de sus días. De igual manera, los que se levantan enfadados, cansados o tristes, suelen coincidir todos en lo mismo: el mundo está mal pensado, y ellos no encajan en él, los ricos son cada día más ricos, los políticos cada día roban más y mejor, el vecino de arriba cada día es más maleducado y desconsiderado, y el hambre en África es inevitable. Sus mentes han entrado en un bucle del que no encuentran la forma de salir, más que nada porque han llegado a la conclusión de que son los otros los que deben esforzarse en que sacarlos de él o aceptarlos como son, pues ellos ya lo han intentado mil veces (en realidad sólo tres o cuatro) y como no lo han conseguido se han rendido.

 

Vibración mentalLa mente es una vibración, una entidad energética capaz de muchas cosas, y entre ellas, habitar un cuerpo, modificarlo y expresarse a través de él. La mente ordena y el cuerpo obedece, y los científicos (para quien necesite la corroboración científica) ya dicen que la mente no distingue entre realidad y pensamientos, por lo tanto sabemos también que el cuerpo reacciona a los pensamientos (vibraciones sutiles) como lo hace a la realidad (vibración sutil transformada en densidad). Es un juego muy divertido, con reglas muy sencillas al que nos cuesta horrores aprender a jugar. Lo mejor es que cada uno juega a su juego como le da la gana, que la mayor parte de las veces es como le han enseñado a jugar.

 

Hay entonces unas personas optimistas que crean una vibración mental determinada, que origina su realidad. La característica de éstas personas es que viven una actitud mental independiente de lo que sus cinco sentidos les dicen que pasa fuera de ellos. Lo sepan o no, su mente precede a la materia.

 

La personas pesimistas, crean una vibración determinada que origina su realidad. Su actitud mental les lleva a creer aunque no sean conscientes de ello, que la realidad es primero y después viene el cómo ellos la ven e interpretan, es decir, su vida está totalmente condicionada por el exterior, o mejor dicho, por cómo perciben lo de fuera. Así es lógico pensar, que nunca se consideren los responsables de las cosas que les pasan, y además encuentren la manera de ratificar esta forma de pensar.

 

Hasta donde llega mi conocimiento y experiencia, creo que cada uno vive lo que necesita vivir, y las cosas ocurren de la manera perfecta para aprender y evolucionar; pero “perfecto” no quiere decir siempre “cómodo, fácil y agradable”. Cuando más centrados estamos en aprender de lo que nos pasa, más conscientes somos del proceso de la vida que experimentamos y más fácil resulta crear lo que queremos vivir. Me explico, cuando entendemos la vida como una sucesión de acontecimientos que se dan en un tiempo determinado, que nos dan la oportunidad de conocernos tanto a nosotros como al resto de seres, y con conocernos me refiero a toda nuestra complejidad, la visible y la invisible o vibraciones, es ePensamiento vibraciónntonces, cuando además de entender las experiencias más difíciles o dolorosas (cosa extraordinariamente reconfortante ya de por sí), podemos ver la completud del proceso de la vida que experimentamos, ver cómo unas experiencias nos llevan a otras que nos conducen a otras; o por el contrario ver que nos atascamos en un tipo de experiencia que se repite continuamente con diferentes personas y en diferentes lugares, haciéndonos entender que hay algo en nuestra actitud mental -energética- que no hemos superado y debemos observar, analizar y aprender qué hacemos mal que no nos deja avanzar. Así, nos damos o creamos la posibilidad de modificar nuestros pensamientos o estado de vibración (que genera unas emociones que nos informan de lo que vendrá), originando un cambio en los patrones de energía que dan lugar a lo que llamamos realidad. Esto o se experimenta, o parece un cuento chino para niños con gusto por las hadas y los elfos de bosques mágicos. Sin embargo es tan real como cada uno lo quiera ver. La mayor parte de la gente pesimista y negativa cree que no puede hacer nada por variar las circunstancias que vive a no ser que le toque la lotería, a la que no juega…

 

La conclusión a la que llegué gracias a observar mi realidad, mi entorno cercano y mis relaciones, fue que me había pasado meses y años dándole vueltas a las cosas que tenía delante de las narices. Fracasos sentimentales, penurias económicas, relaciones de amistad de mayor o menor grado de intimidad que me aportaban más ratos tediosos que amenos, bloqueos en mis emociones, y falta de confianza en mi mismo. El shock fue tan clarificante, que me sentí eufórico a la vez que tonto por haber estado generando unos pensamientos y un estado anímico o energético que resultaba tan poco creativo y útil para la vida que yo deseaba llevar.

 

Visto y no visto. Fue percatarme de la relación entre lo que había estado creando en mi mente durante años y lo que estaba viviendo en ese momento, y comprometerme a cambiar mis pensamientos y ver si así lograba cambiar la realidad. Todo ha sido un proceso de unos tres años en el que he avanzado más que en toda mi vida, y puedo decir ahora que esto de pensar en las cosas y sentirlas, hace que las experimentemos como reales, y así acaban tarde o temprano, convirtiéndose en nuestra realidad. El estado anímico es un aviso de qué vamos a vivir en carne y hueso en los próximos días, meses y años, así que estar atento a esas sensaciones y cambiarlas es vital para vivir o evitar vivir lo que sea que deseemos. Siempre con algunos límites, pues las experiencias que vivimos las vivimos por una razón que muchas veces no llegamos a comprender. Si hay que vivir una ruina económica o la pérdida del ser más querido, se vive y sobrevive. Lo que podemos elegir es la forma con la que nos enfrentamos al acontecimiento, la percepción que tenemos de él y el aprendizaje que sacamos gracias a él.

 Todo es energía

Preocuparse de mantener un estado vibracional elevado, es quererse y respetarse. Partiendo de ese estado, experimentamos una vida u otra, así que resulta imprescindible tomar las decisiones oportunas para cambiar un estado negativo o constructivo y mantener uno positivo o creativo, porque no olvidemos nunca que ambos generan realidad. 

 

Ambos estados se perpetúan y retroalimentan con facilidad, de forma que cuando creamos imágenes mentales que nos agradan porque generan emociones gratas, hacemos cosas que nos gustan y aportan momentos de felicidad, y tratamos de que nuestras relaciones sean sanas sin estar basadas en carencias y miedos, entonces nos cuesta menos mantener y generar más de lo mismo. En el caso contrario ocurre exactamente igual, cuanto más gris se ve el horizonte, más discutimos, menos nos apetece movernos, más deseo tenemos de evasión de nuestra realidad, más fumamos mientras nos quejamos; menos nos cuesta seguir haciéndolo y viviendo una vida de tristeza, depresión, desánimo, enfado, rencor, o lo que sea que mejor se nos de.Energía mental

 

Para pasar de uno a otro hay que en primer lugar querer, porque nadie nos obliga a pensar lo que pensamos. De forma que la voluntad, nos lleva a tener la determinación necesaria para transformar una vibración baja, en otra elevada. Esto es muy fácil de conseguir, el paso de querer hacerlo es lo difícil.

 

 

 

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