De sentir que no valgo nada, a atreverme a vivir
Soy Rodrigo de Julián, Creativo, Formador y Coach. Experto en Inteligencia Emocional.
Entre los 6 y 9 años, el acoso escolar y la pasividad de los adultos a mi alrededor, me habían convencido de algo.
Yo no servía para nada
Me consideraba tan valioso como una bolsa de basura abandonada en la calle. Aparentemente todo era cómodo en mi vida, pero no en mi interior.
Toda mi existencia giraba en torno a la desvalorización. Desesperado por encontrar relaciones, trabajos y hechos, que me dieran valor.
Que me convirtieran en alguien digno de ser apreciado
Sentía que vivía como dormido. Años sintiéndome perdido y angustiado, sin saber qué hacer, dejando pasar el tiempo. Esperaba a que ocurriera algo que me sacara de ahí.
Poco a poco, la desesperación y ansiedad se hicieron normales, y me conformé con vivir frustrado.
Una víctima pasiva que no sabe qué puede hacer
¿Para qué estoy vivo? ¿Qué sentido tiene mi vida? ¿Por qué me pasa esto?
¡¡¡Terrorífica, angustiosa pero transformadora CRISIS EXISTENCIAL!!!
El trabajo empieza a frustrarme y cada vez hay menos. Una relación de pareja que daba todo el sentido a mi vida, se rompe y el suelo desaparece bajo mis pies. Entro en caída libre.
Tenía dos opciones: Suicidio o Transformación de lo que no funcionara bien en mi.
Decidí hacer un último intento, y me embarqué en una exploración de mi ser. No tenía nada que perder, así que estaba determinado a averiguar dónde estaba el fallo.
A una amiga le hacía gracia que yo buscara problemas que no sabía que tenía. Yo le decía que cómo iba a encontrar soluciones si no conocía el problema.
Sólo intuía que algo debía estar haciendo mal, a tenor de lo que estaba sufriendo.
Me imaginé en mi lecho de muerte y en las emociones que tendría al contemplar mi vida. Ninguna me hizo sentir orgulloso, así que me dije: “Al fango, que algo sacaré”.
Exploré miedos que no sabía que tenía, y que dirigían mis pensamientos, palabras y acciones. Aprendí cómo me saboteaba a mí mismo.
Descubrí cómo salir de mis bucles destructivos, averigüé quién era, de qué huía y cómo vivir de una manera más activa y satisfactoria.
Me encontré a mi mismo y todo lo que valgo. Todo eso que había aprendido que no valía nada, y que consideré despreciable, se convirtió en mi poder.
Llegaron entonces mi fuerza, mi posición en el mundo de forma segura y poderosa. Y así, mi independencia y libertad.
Cambió mi concepción de la vida, de mi persona, y del mundo
Destruí lo que no me servía ya, reformé mis cimientos y rediseñé toda mi arquitectura.
Se transformaron mis relaciones, mis metas y mi ánimo. Empecé a elegir cómo vivir, sin conformarme con lo que creía que me había tocado.
Ahora mis emociones no me arrastran a pozos oscuros, son mi motor para impulsarme por la vida eficazmente.
Ya no espero que me salven, soy agente activo y decisivo en mi camino.
Yo decido qué hacer con mi existencia, fluyendo con seguridad y confianza.
Si muerira hoy, me sentiría realmente orgulloso de ser como soy.