Tu forma de ver los problemas, determina tus 2 actitudes ante ellos. Te hablo de 4 cosas que puedes cambiar para elegir entre una actitud creativamente proactiva, y otra bloqueante y pasiva. De tu forma de actuar depende tu capacidad de resolver los conflictos a los que te enfrentas.
Tu diálogo interno
Las cosas que te dides en voz alta o en silencio, van a hacerte adoptar una actitud concreta cuando aparezca un problema en tu horizonte. “No puedo con esto, simpre es lo mismo, ya no puedo más, es demasiado complicado”, son mensajes que te harán no intentar nada, llevándote a una actitud pasiva y victimista que te hará esperar a que alguien venga a solucionarte el asunto del que no te sientes capaz.
Si es tu caso, empieza por cambiar tus palabras y las cosas que te cuentas. Verás que tu actitud cambia de inmediato. Pasa del “no sé cómo hacerlo” al “esto es complicado y puedo aprender nuevas formas de resolverlo”. Puedes elegir entre las 2 actitudes ante tus problemas.
Tus constumbres aprendidas
Si tus padres o profesores se bloqueaban ante los problemas, quejándose sin hacer nada para cambiar la situación, es fácil que tu forma de comportarte sea la misma. Cuando aparece un conflicto, se activa sin que te des cuenta tu mecanismo de resolución aprendido: te quejas dándole vueltas al asunto mientras esperas a que se solucione solo o alguien lo haga por ti.
Observa si es así, sin juzgar a tus padres pues seguramente ellos aprendieron de los suyos. Vuelve a tu diálogo interno y comienza por problemas sencillos, a cambiar tu forma de comportarte ante ellos.
Tus habilidades ya ensayadas
Cuando ya te has enfrentado en el pasado a situaciones complicadas y has tenido éxito, sabes que dispones de unas habilidades que te ayudan a resolver tus problemas. Sabes que puedes contar contigo en situaciones complicadas. Si por el contrario sientes que has fracasado, te cuesta más confiar en ti y ser optimista.
Entonces, necesitarás desarrollar nuevas habilidades que créeme, se puede si se les dedica tiempo y ganas. Elige cuál de las 2 actitudes ante tus problemas quieres adoptar.
La forma que tienes de manejar tu miedo
La inseguridad que sientes cuando aparece el conflicto, puede resultar fracamente limitante llegando a paralizarte. Manejar bien emociones como el miedo, te permite enfocar tu energía y atención de una manera más creativa. Tus emociones serán el alimento interior de tu diálogo interno. Gestiónalas bien para poder disponer de una fuente de energía que te ayude a resolver en lugar de a huir de tus problemas.
Recuerda que siempre puedes cambiar tu forma de actuar ante los problemas, y lograr transformar situaciones atascadas e insatisfactorias.